Cenizas dejó tu fuego…
De brasa en el corazón…
¡Fue tu amor, un gran tormento…!
Que dio trova… al corazón.
De piedra quedó mi alma
no encontré…aún la ocasión
¡De nombrarte por mi boca!
¡Llorarte…esta decepción...!
¿Dónde la bella palabra…?
¿Y dónde… los sueños son?
La verdad, seguramente...
La encuentro en mi pasión.
¡Ay agua, tu que aligeras…
Con la luna y su frescor;
a la vera de la senda...
¡Canta alegre… sin pudor!
Asun
Tú estás aquí, ¡A mi lado!
Yacerás para siempre...
Yo te tendré presente...
¡A mi lado, muy anclado!
Te haré señales blancas…
Puras, de tierno amor
cargadas de frescor…
¡Te enorgullecerás!
Quiero que tú presencia
reine en mí, hasta el final…
Tu apego paternal
sea en mi, limpia esencia...
La que siempre entregaste,
sin pedir nada a cambio…
¡Con verdad, sin agobio...!
A todos… nos amaste.
Un abrazo infinito.
Asun
Miraba el anochecer embravecido,
las olas…agítanse fuertemente...
sobre el acantilado.
Recordaba bellos amaneceres,
donde solían disfrutar de la vida.
Tiempo… de compañía y regocijo,
Pensamientos que sigue recordando...
¡El ayer compartido…!
Fue amante, fue mujer...
fue esposa... ¡También madre!
¡Ah, silenciosa noche...!
Tus ojos me ensombrecen,
¡Deja tú… de aterrarme!
Yo sé… que me atenazas…
¡Oh, tu tristeza mía…!
¡Oh, gran misterio negro de la noche...!
Tú, encendido yaces.
Asun.
Aquel árbol que nos mira...
Nos recuerda aquel ayer
en sus ramas el esconde…
¡Nuestro puro y gran querer!
Aquel árbol que nos mira...
Fue testigo del dulzor...
De tus besos y los míos
¡De suspiros y de ardor...!
Del cariño que brindamos,
de quimeras, de placer...
¡Quien pudiera retornar!
¡Quien pudiera allí volver!
Hoy aquí los dos estamos...
Reviviendo aquel ayer...
¡Al cielo le damos gracias!
Por un nuevo amanecer.
Bergondo, 3 de abril de 2010
