miércoles, 23 de junio de 2010
EN LA NOCHE DE SAN JUAN
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baila y salta mi morena,
protégete del demonio
que no es autoridad buena.
En la noche de San Juan
¡Magia!... mi gente suspira,
encendemos las hogueras
¡Humo meigo!... se respira.
En la noche de San Juan
duérmete bajo la higuera,
la guitarra tocarás;
con maña y buena manera.
En la noche de San Juan
con can...niña no tropieces
pues tu marido será...
el goloso...que aborreces.
En la noche de San Juan
miramos cara al futuro,
brindamos con los amigos
con júbilo, copa y puro.
GIME Y SUSPIRA
martes, 22 de junio de 2010
SUAVEMENTE ACARICIA
lunes, 21 de junio de 2010
PÉTALOS QUE SE MARCHITAN
domingo, 20 de junio de 2010
A JOSÉ SARAMAGO

Foto tomada en el Pazo de Mariñán, Bergondo (La Coruña)
Y la memoria navega... en su ausencia...
busca el instante exacto de la vida,
de aquel momento, de la historia herida
despierta en los ojos... de su conciencia.
Sofócale el silencio y le sentencia
callado queda con su mano asida...
entre la blanca ola...recién erguida.
Búscase el aura… de la gran esencia.
Emigra a su isla... lejana y ungida…
entre los lirios y bellos jazmines…
su alma grande, reposará en el limbo,
ya no encontrará, a nadie... que le impida...
opinar, y... entre los bellos clarines
encontrará ese milagro... el gran nimbo.
Asun.
Os dejo algo de su cuaderno.
Junio 16, 2010 por Fundação José Saramago
Todos los días tienen su historia, un solo minuto daría para contar durante años, el mínimo gesto, el desbroce minucioso de una palabra, de una sílaba, de un sonido, por no hablar ya de los pensamientos, que es cosa de mucha enjundia pensar en lo que se piensa, o se pensó, o se está pensando, y qué pensamiento es ese que piensa el otro pensamiento, no acabaríamos nunca.
De Levantado del suelo, Alfaguara, p. 79
(Selección de Diego Mesa)
Junio 15, 2010 por Fundação José Saramago
Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y esto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.
La Jornada, México, 3 de diciembre de 1998