
Cuando la llama se enciende
el sol resplandece de más;
se vive al mismo compás;
hasta que el calor desciende.
Cuando la llama se apaga
ya se acabó el combustible,
pues, ya no es nada factible
su viveza, quedó ciega.
Es la pura realidad;
aunque perdure la llama
el corazón ya no aclama, ¡La excelsa fogosidad!
Se conforma con estar;
al lado del compañero
que en alto, diga ¡te quiero!
Con ansia, al despertar.
Mi trabajo, me requiere estar al lado de personas mayores, por lo tanto os diré que los escucho hablar con todo respecto, sus experiencias son múltiples…Hace ya un tiempo atrás, escribí este poema... que me salió del alma.
Al matrimonio octogenario, fiel hasta la muerte.
¡Va por vosotros!
Asun
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